Desde el 1 de enero, los checos pueden poseer pequeñas cantidades de estupefacientes sin preocuparse. No es nada sorprendente en un país en el que la marihuana casi forma parte de la vida cotidiana, tal y como señala el periodista polaco Mariusz Szczygiel.
Mariusz Szczygiel
Me sorprendió encontrar hace diez años en la tienda gourmet más refinada de Praga un vodka con marihuana. En una bebida alcohólica con un 40% de consistencia aceitosa y de color paja flotaban granos de cannabis. Me sorprendió que en la librería de al lado se vendiera un libro de recetas titulado “Cocina con cannabis”.Me sorprendió constatar que ante el dilema de “comer o fumar”, el autor del libro era tajante: comer. Porque fumada, la hierba actúa de inmediato o al cabo de cinco minutos y su acción dura dos horas, mientras que absorbida en cualquier plato, produce sus efectos a la media hora o incluso una hora y media más tarde, pero éstos se sienten durante ocho horas. Me sorprendió que la dueña de la librería me confiara que la práctica de la cocina con cannabis aún era muy rudimentaria en la República Checa. La gente lo utilizaba de cualquier forma, mezclando cantidades arriesgadas en platos distintos, cuando en realidad es necesario utilizarla en platos determinados, concebidos especialmente para la marihuana, de ahí el carácter indispensable del libro. Me sorprendió que, tras un proceso de varios años, el tribunal de Olomouc absolviera a la editorial de este libro y autorizara su difusión. Me sorprendió saber que las primeras reivindicaciones de legalización del cannabis se realizaron en Checoslovaquia tan sólo unas semanas después de la caída del comunismo, en el diario estudiantil “Zverdlo”.
A Vaclav Havel también le gusta la marihuana
Me sorprendió conocer que en 2000, el presidente Havel indultó a un joven de 19 años que había ofrecido marihuana a dos chicos más jóvenes que él, motivo por el cual fue condenado a cuatro años de prisión condicional. “No era capaz de mirarme al espejo”, declaró el presidente, ya que él también había fumado. Me sorprendió que en la clínica psiquiátrica de la facultad de Medicina de la Universidad Carlos de Praga se creara la cátedra de Adictología, que pronto realizó una serie de estudios científicos sobre la marihuana y su consumo. Me sorprendió saber que los checos ocupan el primer lugar en Europa en lo que respecta a consumo de cannabis, por delante de Países Bajos. En 2004, uno de cada diez europeos y un checo de cada cinco fumaba marihuana. Me sorprendió saber que desde que las autoridades hicieran la vista gorda con respecto al consumo de cannabis, en la República Checa descendió de forma significativa el consumo de drogas duras. Me sorprendió que ocurriera lo mismo con el consumo de cerveza. Al parecer, cuanta más cerveza beben los checos, menos alcohol fuerte consumen. Me sorprendió que una droga formalmente prohibida como la marihuana, en la República Checa fuera objeto de dos revistas oficiales, Konoptikum y Soft Secrets.
La bella cultura checa
Me sorprendió que los primeros datos sobre el cultivo de la marihuana a domicilio y bajo una luz artificial aparecieran al comienzo de los años 90, en la seria publicación semanal Reflex, en forma de guía para los pacientes diagnosticados con enfermedad de Parkinson, que puede tratarse con esta planta. Me sorprendió que esta misma revista organizara desde 2004 un concurso anual sobre la mejor fotografía de marihuana cultivada por los lectores, el Reflex Cannabis Cup. Las fotografías concurren en cuatro categorías: Interior, Exterior, Belleza, Ikebana. Me sorprendió que participaran mil fotografías al año y que los autores, incluso tras ganar el concurso, se mantuvieran anónimos. Sólo se hace pública la identidad de la mitad de los miembros del jurado. Éste está integrado por personas conocidas que no saben mucho sobre la marihuana y personas desconocidas, que lo saben todo sobre el cultivo a domicilio.
Me sorprendió que la primera selección de las fotografías la realizara el redactor jefe del semanario en persona (que, tras haber visto la película “Katyn” [de Andrzej Wajda] en la televisión checa, me escribió un e-mail: “Los checos tienen una cultura bella, los polacos un alma bella”. Me sorprendió que la revista advirtiera en un mensaje especial que el uso de esta droga antes de los 16 años es nefasta, que puede producir psicosis en los adolescentes, que cocinada puede utilizarse fácilmente en dosis muy grandes, que si se fuma es peligrosa y que, como cualquier materia orgánica inhalada, es cancerígena. Me sorprendió que la redacción aconsejara “¡NO FUMAR!”. Se recomienda utilizar mejor un inhalador de marihuana, pues se supone que protege contra las sustancias alquitranadas, que son muy perjudiciales.
Cuando me enteré de que desde el 1 de enero, el cultivo del cannabis para uso personal (hasta cinco plantas) y la posesión de pequeñas cantidades de droga (por ejemplo, hasta 15 g de cannabis), ya no estaban penalizados por la ley de la República Checa, no me sorprendió.
Fuente: PressEurop
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