No hay guerra más inútil y retrasada que la guerra contra las
drogas. Muy particularmente la prohibición del consumo de cannabis,
comúnmente conocida como marihuana.
Hace más de un año cuatro mujeres legisladoras de Massachusetts
sometieron el proyecto de ley conocido como Ley de Regulación y
Tributación del Cannabis. Ellas son las representantes Ellen Story
(D-Amherst), Ruth Balser (D-Newton), Lori Ehrlich (D-Marblehead), y Ann
Gobi (D-Spencer).
El preámbulo de esa propuesta de ley, que todavía se discute en
Beacon Hill, sostiene que 100 años de criminalización en Massachusetts
ha fracasado en detener la producción, distribución y uso de marihuana, y
que no se puede razonablemente esperar que los esfuerzos sostenidos
para hacer cumplir la ley logren el objetivo.
Es simplemente una pérdida de tiempo y de dinero público, además de
un retroceso de casi cien años, hacia la época de la prohibición del
alcohol en el país más libre del mundo (1919-1933).
En lo que va del año 2012, en Estados Unidos se ha arrestado más de
medio millón de personas por violaciones de las leyes antidrogas. Poco
más de un cuarto de millón han sido arrestados desde el 1ro de enero
hasta la fecha por violación de las leyes prohibitivas de cannabis.
En el 2009 arrestaron a 858,408 personas por delitos relacionados con
la marihuana, y se espera que el número aumente este año. En Estados
Unidos se arresta a una persona cada 30 segundos por infringir las leyes
anti-cannabis, según la organización Drug Sense (drugsense.org).
A ese casi millón de individuos que son arrestados y encarcelados
cada año, el resto de los ciudadanos que pagamos impuestos tenemos que
mantenerlos con la alimentación, cuidados médicos y costos de abogados y
costos de tribunales, entre otros.
Pero esa es solo quizás la segunda razón por la cual la venta y el
consumo de marihuana deberían ser legales. La primera razón tiene un
solo nombre: LIBERTAD. Los seres humanos merecen el derecho de tomar
decisiones libres por ellos mismos. El gobierno solamente tiene derecho a
limitar esas decisiones si las acciones del individuo ponen en peligro a
otro ciudadano. Una persona ebria por el consumo LEGAL de alcohol
también podría poner en peligro a otro ciudadano. Entonces, o abogamos
por la prohibición del alcohol, o somos un montón de hipócritas.
Como sucede con el alcohol, la legalización de cannabis y otras
drogas pondría el control del contenido tóxico de dichas substancias en
las manos de las agencias de salud gubernamentales. Actualmente el
gobierno regula la cantidad de alcohol por volumen en todas las bebidas
embriagantes. De la misma manera, si la marihuana y otras drogas fueran
legales, el gobierno controlaría el contenido embriagante de cada
droga.
No únicamente el gobierno tendría el control del nivel tóxico en cada
droga, como en el alcohol, sino que los impuestos por la venta de
marihuana y otras drogas generarían ingresos multimillonarios al estado
que podrían utilizarse para la educación, la salud y la guerra contra
crímenes reales.
Nueve países han descriminalizado la marihuana. En Perú y Uruguay es
legal bajo ciertas condiciones. En el país que se hace llamar el más
libre y democrático del mundo, Estados Unidos de Norteamérica, la
posesión de cannabis es ilegal. ¡Morones!
Fuente: Siglo21
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