Junto al boom de las autoflorecientes, hemos visto aparecer bancos y variedades nuevas de la noche a la mañana.
Muchas de ellas no han cumplido las expectativas que los cultivadores han depositado en ellas, algunas no eran autoflorecientes y otras que se proclamaban feminizadas tampoco lo eran.
Mediante este artículo pretendemos resolver algunas de las muchas dudas que todavía generan las variedades autoflorecientes
Para aquellos lectores que aun no las conozcan las autoflorecientes son aquellas variedades que no dependen del fotoperiodo para florecer, es decir, florecen por tiempo, no por una reducción de las horas de luz.
El proceso mediante el cual se crea una atofloreciente es mediante la introducción de los genes que inducen la autofloración en una línea no autofloreciente.
Es una cuestión sencilla pero laboriosa, es genética mendeliana básica, que todos aprendimos en el colegio
La autofloración se comporta en casi todos los casos como un factor recesivo, por lo que fácil de fijar. Solo si una planta recibe genes de autofloración de ambos progenitores manifestará la autofloración; como se puede observar en este cuadro.
Para desarrollar una nueva autofloreciente el primer paso seria cruzar la variedad no autofloreciente con la que deseamos trabajar con una autofloreciente seleccionada. En la siguiente generación encontraremos plantas no autoflorecientes con características mezcladas, de sus dos parentales; estas volveremos a cruzarlas entre ellas para una recombinación genética. En la siguiente generación nos encontraremos un 25% de plantas autoflorecientes, con características de ambos abuelos; es en esta generación donde debe hacerse una selección especialmente minuciosa, buscando aquellas que tienen más características comunes al abuelo no autofloreciente, para cruzarlas entre ellas.
En la cuarta generación encontraremos ya un 100% de individuos autoflorecientes con características parecidas en un 50% o más según lo minucioso de la selección al bisabuelo no autofloreciente; entre ellas seleccionaremos un macho (o una hembra revertida si trabajamos con feminizadas) y volveremos a cruzarlo con el abuelo; volviendo así al paso primero, en el que se cruza una planta no autofloreciente.
De este modo en la octava generación nos encontramos con plantas autoflorecientes que tienen un 75% o más (en función de lo acertado en la selección) de genes en común con el parental inicial no autofloreciente, haciendo perfectamente reconocibles sus características en sus descendientes autoflorecientes.
Si queremos rizar el rizo, en cuatro generaciones más tendremos individuos autoflorecientes con un 87.5% de genes del parental inicial, y con otras cuatro llegamos a un porcentaje superior al 90% haciendo prácticamente indistinguibles las características de la madre original
Como podéis ver con un ciclo de al menos dos meses por generación más al menos otro para secado y reposo de las semillas podríamos hacer cuatro ciclos en un año; es por esto que muchas de las nuevas variedades “auto” se quedan en la primera generación 100% autoflorecientes, manteniendo gran parte del código genético de la original, siendo sus variedades muy parecidas; asimismo otras de las variedades autoflorecientes son únicamente cruces de dos variedades previamente existentes.
Siguiendo estos pasos se podrían hacer líneas autoflorecientes en casa, con la salvedad de que probablemente la selección entre los individuos de cada generación seria muy limitada por falta de espacio; pero puede ser un bonito hobby.
Entre las autoflorecientes comerciales muchas no siguen todos estos pasos, por ser un proceso largo y laborioso, algunas de las variedades en el mercado son únicamente el cruce de dos autoflorecientes entre sí.
Otras han dado problemas de machos en las feminizadas, esto no es una cuestión genética, sino más un problema de vista del productor, el tratamiento de reversión de sexo se hace al principio de la floración, en plantas en las que la floración se induce en esquejes por medio de la reducción de las horas de luz es bastante fácil, el sexo del esqueje es seguro.
En autoflorecientes se trabaja con individuos y hay que estar muy atento al marcado del sexo, es probable que si el productor es descuidado confunda un macho con una hembra, y consiga una tanda de semillas regulares donde creía tener feminizadas.
Las buenas variedades requiere un tiempo de trabajo largo y mucha selección. Es imposible hacerlas deprisa y bien.
En el cuadro siguiente se puede ver un ejemplo con las plantas que dieron lugar a Deimos, nueva autofloreciente de Buddha Seeds.
El resultado final son plantas autoflorecientes con características de Northern lights.
Paso 1
Cruce de Auto x Northern Lights (no auto.)
Paso 2
1ª generación 50% auto x 50% Northen Lights. Ninguna de ellas es autoflorecientes. Selección y cruce de la 1ª generación entre ellas.
Paso 3
2ª generación 25% auto selección y cruce entre los individuos autoflorecientes.
Paso 4
3ª generación 100% auto con aproximadamente 50% de características de Northern Lights (dependiendo de la selección realizada).
Paso 5
Cruce de los mejores individuos autoflorecientes obtenidos x Northern Lights inicial. Repetición del ciclo tantas veces como sea necesario.
Fuente: Grow Shop Online
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